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Erróneamente, se piensa que realizar una caminata cotidiana, como ir al trabajo o acudir a algún lugar, se considera que se está teniendo una vida físicamente activa. Realizar un cambio de percepción en la caminata, requiere atención por parte de las personas a dos aspectos la frecuencia cardíaca y la tasa de esfuerzo al momento de ejecutar el movimiento.
Caminar como ejercicio cardiovascular es posible, siempre y cuando, la caminata represente una actividad física sin distractores. Aunado a ello, se necesita considerar de igual forma la intensidad de la caminata. Otro aspecto a considerar es la duración de la caminata, esto tiene relación con la tolerancia al esfuerzo, ya que mantener un ritmo demandante resulta complicado para algunas personas.
Derivado de un estudio de la American Heart Association establece una recomendación de 150 minutos de actividad física semanales, los cuales pueden ser repartidos en 30 minutos cada día por 5 días. De igual forma la institución hace mención sobre el nivel de actividad física centrando su atención en aquellos que no realizan ejercicio, se recomienda 5 minutos de actividad hasta llegar a realizar los 30 minutos recomendados.
Ejecutar una caminata rápida se considera un ejercicio de intensidad moderada y de bajo impacto donde articulaciones como cadera, tobillos y rodillas no se ven comprometidos en comparación con una carrera. Resulta importante para el desarrollo de actividad física en todas las personas, quienes tengan alguna limitante para la ejecución de ejercicio de manera tradicional como edad, estado de salud, lesiones previas, etc.
Al caminar con cierta intensidad no solo se beneficia el sistema cardiovascular, además se han observado disminución en los niveles de colesterol y reducción en factores que derivan en diabetes tipo 1. A la par del ejercicio tradicional, el nivel de intensidad está relacionado directamente con los beneficios observados, a mayor intensidad de caminata, mayores serán los beneficios percibidos.
Otros beneficios asociados con la caminata se encuentran aquellos relacionados con la salud mental, la caminará ayuda también a disminuir los niveles de ansiedad y estrés de quienes caminan con frecuencia. Adicional a ello, el entorno donde se camina ha demostrado tener un efecto adicional sobre los beneficios ya mencionados, el seleccionar un lugar como un parque contribuye a los beneficios.
Desde 1960, fabricantes de podómetros generaron una estrategia de marketing en la cual establecieron un mínimo de 10 mil pasos al día para mantener los niveles óptimos de salud. Sin embargo, estos argumentos carecen de un fundamento científico, pese a ello la ciencia establece que a mayor cantidad de pasos es posible mantener un índice de mortalidad bajo en comparación con aquellos quienes no lo hacen.
Investigadores determinaron que aquellas personas que daban al menos un mínimo de 8 mil pasos al día, tenían un índice de mortalidad 51 por ciento más bajo en comparación con quienes daban solo 4 mil pasos al día. La cantidad de pasos según el estudio, demuestra el argumento anterior, entre mayor sea la cantidad de pasos, menor será el índice de mortalidad, desafortunadamente solo establece ello.
No obstante, la ciencia continúa apoyando a la caminata como una forma de ejercicio donde no existen restricciones o posibilidades de lesión en comparación con otras actividades físicas. Asimismo, existen algunos gadgets que monitorean la cantidad de pasos al día, además de llevar un registro diario de la actividad física y poder llevar un programa de ejercicios de acuerdo a las necesidades del usuario.
Si bien los podómetros continuar siendo una de las opciones iniciales, smartbands y smartwatches tienen podómetros incluidos donde el conteo de pasos puede registrarse con ayuda del smartphone. A modo de complemento, estos gadgets también tienen la capacidad de medir la frecuencia cardíaca e incluso algunos pueden detectar de manera automática el momento de inicio del ejercicio.