La exitosa estrategia de seguridad implementada por el Gobierno del Presidente Nayib Bukele ha sido reconocida por gobiernos y organizaciones a escala mundial, donde ahora El Salvador figura como un ejemplo de transformación, que ahora es el país más seguro del hemisferio occidental.
El director de Reconstrucción del Tejido Social, Carlos Marroquín, recibió a una delegación guatemalteca de la Secretaría de Bienestar Social, del Ministerio de Relaciones Exteriores y de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), con quienes realizaron un recorrido por las comunidades: El Jardín, Polanco, Cabañas, Juanita y el reparto Santa Lucía, en el distrito de Mejicanos, en San Salvador Centro; estos son territorios recuperados gracias a la ejecución del Plan Control Territorial.
“Hay una nueva página que se está escribiendo, el hecho de estar parados en este lugar es muestra de ello”, explicó Marroquín a la delegación que ha conocido de cerca la transformación de estas comunidades.
La Dirección de Reconstrucción del Tejido Social está comprometida en la ejecución de acciones que permitan a las comunidades una sana convivencia, y donde la población y la juventud explote sus habilidades artísticas, culturales y deportivas, los CUBO se han construido en espacios recuperados, donde en el pasado ejercían control las pandillas, este es un factor determinante para la prevención de la violencia.
La comunidad internacional ha mostrado interés en conocer el fenómeno que significa la transformación de El Salvador, de ser el país más violento del mundo a convertirse en un modelo por su política de seguridad.
“La experiencia que yo me llevo en este momento es la esperanza de que se pueden hacer cosas muy bonitas con los jóvenes. Yo me llevo de esta visita muchas ideas para poderlas replicar en Guatemala”, añadió la directora de la Protección no Residencial de la Secretaría de Bienestar Social, de Guatemala, Ana Lucía Linares.
El Gobierno de Presidente Bukele trabaja bajo una visión de desarrollo integral, apostando por la innovación, la tecnología, el desarrollo social y económico, pero desde una base donde la reconstrucción del tejido social sea el motor que impulse más cambios para la realidad de los salvadoreños.