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El problema de los microplásticos se está convirtiendo en una de las principales preocupaciones ambientales y de salud pública a nivel mundial. Estos diminutos fragmentos de plástico se dispersan por tierra, mar y aire, y comenzaron a infiltrarse en todos los aspectos de la vida. A medida los estudios revelan la presencia de microplásticos en la sangre y el cerebro humano, surge la urgencia de comprender el impacto potencial en la salud. Esta situación plantea un desafío, y la contaminación por microplásticos continúa expandiéndose a pesar de los esfuerzos por controlar su dispersión.
Los estudios recientes revelaron que los microplásticos se encuentran en la sangre y en el cerebro humano, sugiriendo se está al borde de una crisis sanitaria relacionada con el plástico. En 2022, se descubrió que la sangre humana contenía microplásticos, y estudios posteriores identificaron la presencia en el cerebro. Estas partículas microscópicas pueden llegar al organismo a través de la alimentación, el agua y el aire, estimándose en una cantidad entre 78 mil y 211 mil partículas anuales por persona.
Definidos como trozos de plástico menores de cinco milímetros, los microplásticos pueden originarse de dos maneras: algunos son diseñados para ser pequeños, mientras otros se fragmentan con el tiempo. Aunque muchos países prohibieron las microperlas en productos cosméticos. Cada año, hasta 23 millones de toneladas de desechos plásticos se filtran en los sistemas hídricos globales, contribuyendo a la presencia de microplásticos en la cadena alimentaria.
Estas pequeñas partículas suelen pasar a través de los sistemas de filtración de agua, permitiendo a las personas ingerirlas inadvertidamente. Investigaciones demostraron que los microplásticos pueden transportarse por el aire y llegar a lugares remotos. En el océano, estos fragmentos son ingeridos por la vida marina. Como los mejillones, se encontraron contaminados en un estudio de 2022 en la costa australiana. Además, los microplásticos fueron hallados en la miel, ten el té y en el azúcar, así como en frutas y verduras.
Bajo esta misma línea, los efectos de los microplásticos en la salud humana aún no están completamente claros, pero investigaciones recientes sugieren podrían aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares y no transmisibles. Algunos expertos advierten que estamos en una fase previa a un brote significativo de contaminación por microplásticos si no se implementan medidas efectivas para mitigar el problema.
Por otra parte, en marzo de 2022, la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente acordó poner fin a la contaminación por plástico. Un acuerdo jurídicamente vinculante está previsto para finales de 2024, abarcando plásticos de un solo uso y tecnología de reciclaje. Mientras tanto, la innovación está en marcha para abordar el problema.
Investigadores de la Universidad de Sichuan desarrollaron un pez robot capaz de recoger microplásticos, mientras que se encontró una técnica donde se utiliza aceite vegetal, óxido de hierro e imanes con una eficacia del 87% en la extracción de microplásticos del agua. La Red Global de Innovación en Plásticos del Foro también está promoviendo soluciones, como Wasser, quien elimina el 95% de los microplásticos del agua, y Orgro Fibre, quien produce bolsas biodegradables para reemplazar las de plástico de un solo uso en jardinería.