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Una estrepitosa inundación afectó a la región de Valencia en España dejando un saldo de más de 90 muertos y decenas de desaparecidos. En solo horas cayeron lluvias equivalentes a las de un año entero provocando grandes riadas que arrastraron todo lo que encontraban a su paso. Las precipitaciones, que en algunas zonas alcanzaron 445,4 litros por metro cuadrado, fueron provocadas por un fenómeno conocido como Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA).
El fenómeno es habitual en las costas mediterráneas de la Península Ibérica en el otoño. Durante una DANA, una masa de aire polar muy frío queda aislada y empieza a circular a altitudes muy elevadas (entre 5.000 y 9.000 metros), lejos de la influencia de la circulación de la atmósfera.
Al chocar con el aire más cálido y húmedo que suele haber en el mar Mediterráneo, se generan fuertes tormentas, sobre todo a finales del verano boreal y principios del otoño, cuando las temperaturas marítimas son más elevadas. El resultado es un entorno intensamente inestable.
La DANA puede durar varios días y estar acompañado de una bajada de la temperatura como también una serie de eventos climáticos extremos, tal como se están viendo actualmente en la costa este de España. A diferencia del temporal común, este fenómeno puede quedar varado en el mismo lugar por varios días o incluso moverse hacia el oeste (lo que se denomina retrogresión), indica la Agencia Española de Meteorología (Aemet).
Aun así, no todas las DANAs tienen resultados devastadores como los que se vieron en Valencia. “Las DANAs son una estructura relativamente frecuente en nuestras latitudes (España) y, por suerte, la mayoría de ellas no llegan a ser tan noticiosas”, señala la meteoróloga de la Aemet, Delia Gutiérrez.
Su potencial destructivo tiene que ver con la mezcla de temperaturas cálidas terrestres con las marítimas. La reciente DANA fue calificada como la “más adversa del siglo en la Comunidad Valenciana”. Logró estar a la altura de los grandes temporales mediterráneos y entre los más intensos del último siglo, afirman desde Aemet.
De acuerdo con expertos, la frecuencia de las DANAs sumada a la intensificación de las lluvias está fuertemente ligada al cambio climático. Con el aumento de la temperatura del mar Mediterráneo, se forman las condiciones necesarias para que se produzca más energía y humedad para que se dé una DANA más potente. “Aunque tales eventos han sucedido en el pasado, se están volviendo más habituales”, señaló el meteorólogo de la BBC Matt Taylor. De hecho, la Sociedad Meteorológica Estadounidense indicó que las DANAs se incrementaron significativamente desde la década de 1960 a escala global, por lo tanto no se descarta que el fenómeno se pueda repetir con semejante magnitud.