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Un estudio de Northwestern Medicine, publicado en Science Advances el 22 de noviembre, mapeó por primera vez con resonancia magnética funcional (fMRI) detalles inéditos de la red cognitiva social del cerebro humano. Los hallazgos destacan cómo las partes más avanzadas del cerebro, responsables de las interacciones sociales, están en constante comunicación con la amígdala, una estructura ancestral crucial en el procesamiento emocional.
Red cognitiva social y amígdala: un vínculo esencial
La investigación descubrió que el núcleo medial de la amígdala, una región clave para conductas sociales como la crianza y el apareamiento, está conectado con áreas recientemente evolucionadas del cerebro relacionadas con el pensamiento sobre los demás. Este enlace otorga a la red cognitiva social acceso a funciones emocionales, moldeando su respuesta ante situaciones sociales.
“Las partes del cerebro que nos permiten inferir lo que otros piensan se encuentran en regiones que se han expandido recientemente en nuestra evolución”, explicó Rodrigo Braga, autor principal del estudio. “Este proceso es esencialmente ponerte en la mente de otra persona”.
El uso de escáneres de fMRI de alta resolución permitió a los científicos observar detalles nunca antes vistos en seis participantes, replicando los resultados dos veces en cada caso. Según Donnisa Edmonds, coautora del estudio, esto facilitó identificar regiones de la red cognitiva social previamente invisibles con tecnología menos avanzada.
Implicaciones en el tratamiento de trastornos emocionales
La conexión entre la amígdala y la red cognitiva social podría tener un impacto significativo en el tratamiento de trastornos como la ansiedad y la depresión, donde la hiperactividad de la amígdala juega un papel importante. Actualmente, tratamientos como la estimulación cerebral profunda son invasivos. Sin embargo, el estudio abre la posibilidad de emplear estimulación magnética transcraneal (EMT), una técnica menos invasiva, para tratar la amígdala de manera indirecta.
“Este hallazgo puede facilitar tratamientos más accesibles y efectivos para quienes padecen estos trastornos”, afirmó Edmonds.
Los resultados no solo amplían la comprensión de la evolución cerebral, sino que también prometen transformar el abordaje médico de trastornos emocionales, mejorando la calidad de vida de millones de personas.