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La pérdida auditiva que sufrió Ludwig van Beethoven desde su juventud fue motivo de estudios e hipótesis durante más de dos siglos. Este deterioro progresivo comenzó cerca de sus 20 años de edad y culminó en sordera total, lo cual no impidió que continuara componiendo hasta su muerte en 1827. La causa específica de este padecimiento ha sido objeto de especulación entre historiadores, médicos y científicos.
Un estudio reciente publicado en la revista Clinical Chemistry presenta nuevos hallazgos que podrían explicar algunas de las enfermedades que afectaron al compositor. El equipo de investigación, encabezado por Nader Rifai de la Facultad de Medicina de Harvard, analizó dos mechones de cabello autentificados pertenecientes a Beethoven, conocidos como Bermann y Halm-Thayer.
Los análisis revelaron niveles de metales pesados muy superiores a los valores aceptables en la actualidad. Un mechón contenía 380 microgramos de plomo por gramo de cabello, mientras que el otro registró 258 microgramos. Según los autores, estos niveles sobrepasan por mucho los 4 microgramos considerados normales actualmente.
“Estos son los valores más altos que he visto nunca en el pelo”, afirmó Paul Jannetto, coautor del estudio y patólogo de Mayo Clinic, en declaraciones a The New York Times. Añadió: “Recibimos muestras de todo el mundo, y estos valores son un orden de magnitud superiores”.
Las posibles fuentes de esta exposición incluyen el consumo de vino adulterado con acetato de plomo, una práctica común en la Europa del siglo XIX para mejorar el sabor. También se menciona el contacto con botellas de vidrio que contenían impurezas metálicas y el consumo habitual de pescado del Danubio, que podría haber acumulado arsénico y mercurio.
Beethoven fue tratado con numerosos medicamentos a lo largo de su vida, muchos de los cuales contenían compuestos de plomo. Según The Smithsonian Magazine, llegó a consumir hasta 75 fármacos diferentes de manera simultánea para atender sus dolencias gastrointestinales y hepáticas. Esta exposición múltiple puede haber contribuido significativamente a su estado de salud general.
El estudio concluye que la exposición al plomo “puede haber contribuido a las dolencias documentadas que le aquejaron la mayor parte de su vida”. Sin embargo, los científicos aclaran que no se determinó la influencia exacta de los niveles elevados de arsénico y mercurio encontrados.
Los investigadores indicaron en el estudio que “creemos que ésta es una pieza importante de un complejo rompecabezas y permitirá a historiadores, médicos y científicos comprender mejor la historia médica del gran compositor”.
Además de los metales pesados, el análisis genético del ADN extraído descarta algunas causas previamente sugeridas para sus afecciones, como la intolerancia a la lactosa y la celiaquía. Otros estudios apuntan a posibles causas genéticas de su sordera, incluyendo enfermedades como el lupus o la otosclerosis, aunque estas teorías requieren mayor investigación.
La conservación de mechones de cabello era una práctica común en la época de Beethoven, y en este caso, permitió un análisis retrospectivo que continúa revelando información relevante. Como señaló Rifai a The Times Of London, “fue increíblemente trágico que no pudiera escuchar esta música majestuosa que creó”.