La inquietud aumentó en Italia a causa de la propagación de nuevas variantes del coronavirus y de las aglomeraciones de personas en las grandes ciudades, fomentadas por el buen tiempo.
A pesar del llamado a «quedarse en casa» realizado el 19 de febrero por el Instituto Superior de Salud, organismo responsable de asesorar al gobierno para combatir la COVID-19, el gentío se volcó a las calles, parques y paseos marítimos en varias ciudades italianas para disfrutar del clima primaveral, particularmente soleado y templado que impera este fin de semana en la península.
Nápoles finalmente reaccionó cerrando parte de su paseo marítimo, también el centro histórico romano, la Via del Corso y una de las principales avenidas comerciales. Sin embargo, escenas de aglomeraciones también se vivieron a lo largo de los Navigli, uno de los canales del centro de Milán.
Nueve regiones sobre veinte están en alerta “naranja”, en tanto el resto en “amarilla”.
Pasar a “naranja” implica sobre todo aplicar restricciones drásticas a los traslados fuera de cada municipio y cerrar al público bares y restaurantes, que en las regiones en “amarillo” pueden recibir clientes
El 20 de febrero, Italia constató 14.931 nuevos contagios y 251 muertes. Desde el inicio de la pandemia, han sido registrados 2.9 millones de casos y 95,486 decesos.