Agencias–A punto de cumplirse un mes desde que entrara en erupción, y un sinfín de daños después, el volcán de Cumbre Vieja continúa rugiendo sin sensación alguna de dejar de hacerlo a corto plazo.
Pero la vida en La Palma debe continuar, y este lunes miles de niños, cerca de 4500, volvían a el aula.
Son, claro, otras aulas, tras cuatro semanas en las que han visto desaparecer sus pupitres, sus patios de recreo, sus colegios. Para la mayoría, niños y mayores, el retorno, ha sido agridulce.
Una de las madres, por su parte, reconocía que su hijo llegaba al nuevo colegio “súper contento. El problema es la ceniza que cae por aquí. Aquí cae mucha más ceniza de la que puede caer en otras zonas”.
Y es que, en efecto, el retorno a las clases se hace sin saber a ciencia cierta cuál será la evolución de la situación, y en qué momento será necesario volver a suspender las clases en determinados centros, por lo que ya se trabaja en la posibilidad de ejercer las clases online.