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Un estudio reciente vinculó una correcta hidratación con una mejor salud, particularmente con un menor riesgo de afecciones crónicas, como enfermedades cardíacas y pulmonares. Además, encontraron que las personas quienes se hidratan correctamente, viven más en comparación con quienes no obtienen suficientes líquidos. En este sentido, destaca la recomendación de hidratarse diariamente con más de 1.5 litros de agua al día. Incluso se sugiere consumir de 2 a 3 litros, como puntualiza la Secretaría de Salud en México.
De acuerdo con lo publicado en la revista eBioMedicine, los autores del estudio analizaron los datos médicos, de un período de treinta años, de más de 11 mil adultos de mediana edad. Particularmente, se observó la relación entre los niveles de sodio en sangre y quince indicadores de salud. Así encontraron que los adultos con niveles más altos de sodio sérico, tenían más probabilidades de mostrar signos de un envejecimiento biológico más rápido.
Aquello se reflejó en indicadores como la salud metabólica y cardiovascular, la función pulmonar y la inflamación. Cabe destacar que la disminución de agua corporal, por una mala hidratación, es el factor más común para un aumento del suero sódico. En este sentido, los niveles normales de sodio oscilan entre los 135 y 146 miliequivalentes por litro (mEq/L), en una persona con buena hidratación, según un comunicado de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.
Específicamente, el estudio encontró que los sujetos con niveles de sodio entre 144.5 y 146 mEq/L tuvieron un aumento del 21 por ciento en el riesgo de muerte prematura. Esto comparado con rangos de entre 137 y 142 mEq/L, de acuerdo con el análisis de los investigadores. También, con niveles superiores a 142 mEq/L detectaron hasta un 64% más de riesgo para enfermedades crónicas como insuficiencia cardíaca, accidente cerebrovascular, fibrilación auricular, enfermedad arterial periférica y otras. En comparación, personas con mejores condiciones de hidratación y niveles de sodio entre 138 y 140 mEq/L presentaron un riesgo menor de padecer enfermedades crónicas
Como sucede con una hidratación insuficiente, otros estudios recientes también advierten de las consecuencias de los malos hábitos de vida para la salud en la edad adulta. Por ejemplo, una investigación publicada en la revista JAMA Network vinculó la ingesta de alimentos ultraprocesados o comida chatarra con un deterioro cognitivo más acelerado. En este mismo ámbito, una mala dieta y otros factores, como la falta de sueño o una vida sedentaria, se asocian también con un mayor riesgo de padecer enfermedad de Alzheimer.
Hábitos saludables, como mantener una buena hidratación mediante la ingesta de dos o más litros de agua, impactan en la calidad y esperanza de vida de las personas. Consecuentemente, una mala hidratación se asocia con un mayor riesgo de enfermedades crónicas y un envejecimiento más acelerado. Por esto, también vale la pena mantener buenos hábitos alimenticios y evitar el sedentarismo, pues estos factores también disminuyen la posibilidad de un envejecimiento prematuro y propician una vida libre de enfermedades.