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Contar sueños es típicamente porque involucra sucesos fantásticos e improbables. Suceden eventos completamente imposibles, luego cambian a otros completamente diferentes, sin preocuparse por una narrativa coherente o por las leyes de la física. Cuando pasan, se tiene una sensación de familiaridad, por más absurdo que parezca, sin embargo, esto tiene una explicación.
En gran parte, se debe a la razón por la cual soñamos, investigadores señalan que soñar es una parte vital de la consolidación de la memoria. El cerebro no solo crea los recuerdos acumulados mientras se está despierto, sino que se integran en las reservas y redes del cerebro de recuerdos existentes, los cuales son base de la identidad de las personas. De esa manera, al consolidar la memoria, tiene lugar durante los sueños.
Lo anterior tiene sentido, pues al estar dormidos es el momento en que se crean continuamente nuevos recuerdos y se agregan a la pila por consolidar. También, es importante tener en cuenta cómo los recuerdos se almacenan en el cerebro.
Todos los recuerdos, incluidos los biológicos, están hechos de elementos discretos, vinculados de maneras únicas y complejas
Por ejemplo, la cara de una pareja a largo plazo será una de las cosas más familiares durante la vigilia, pero, si el cerebro crea un recuerdo completamente nuevo a partir de la cara de la pareja cada vez que lo ve, se tendrían miles de recuerdos. Lo anterior, no es para nada eficiente, especialmente por un órgano tan exigente como el cerebro. Sin embargo, si se tiene un recuerdo establecido, cuando se forman nuevos recuerdos, estos estarán vinculados a la representación almacenada de su rostro.
Los elementos de la memoria pueden representar cualquier cosa que se viva o experimenta, ya sea vistas, sonidos, emociones, personas y más. Combinar y conectar esos elementos de forma útil sirven para consolidar la memoria o soñar.
Cuando se trabaja en esos elementos de la memoria al dormir, también se activan, provocando una re-experimentación en los sueños. Sin embargo, las experiencias de los sueños no están sujetas a las leyes de la naturaleza.
Es decir, el cerebro conecta las emociones o sentimientos por una determinada situación con otra en la cual se haya experimentado lo mismo. El resultado final del sueño podría ser tan incoherente como que una persona está cantando bajo el agua. Puede parecer un acto imposible, pero para el cerebro soñador no, pues no le importa cumplir con las leyes físicas.
Todo lo que sucede en un sueño se deriva de fragmentos de memoria, los cuales son unidos de forma temporal, compleja y desconcertantes. El cerebro impone un sentido de ‘yo’ para procesar mejoras las cosas de manera más útil.
No importa qué cosas imposibles ocurran en los sueños, siempre están hechos de cosas con las cuales el cerebro ya está familiarizado. Es decir, los sueños son recuerdos por más extravagantes o inverosímiles que puedan parecer, pero por ello la sensación de “todos es familiar” perdura.