Sayes es un ejemplo de superación 

Una medalla de plata en el Cali 2022 World Boccia Challenger, primer lugar en los Juegos Paracentroamericanos Managua 2018 y un cuarto lugar en los Juegos Parapanamericanos Lima 2019 son las cartas de presentación de Mario Ernesto Sayes, logros que ha obtenido gracias al apoyo incondicional de su familia y al respaldo que ahora le brinda el Instituto Nacional de los Deportes de El Salvador (INDES). 

Sayes es un paratleta de alto rendimiento originario de San Salvador, quien actualmente estudia último año de ingeniería en sistemas en la Universidad Pedagógica de El Salvador y que está dejando su huella en la disciplina de boccia.

El paratleta de 23 años es hijo de María Sayes de Sayes, fisioterapeuta, y Mario Sayes, ingeniero electrónico. Desde su concepción, ha tenido que enfrentar diversas situaciones, pero lejos de desanimarse, estas le han dado el incentivo necesario para afrontarlas con valentía.

“Mi vida ha tenido altos y bajos como la de todos, pero con la diferencia que la mía comenzó desde que nací, ya que mi madre tuvo complicaciones en su embarazo, lo que provocó que yo naciera con parálisis cerebral espástica. Pero gracias al respaldo de mi familia, a los trabajos de rehabilitación a los que me sometí, a la práctica deportiva y respaldo que brinda el INDES, soy la persona que ven ahora, un poco más independiente y con sueños por cumplir”, manifestó Sayes. 

Debido a sus resultados deportivos, Sayes forma parte del Programa Esfuerzo y Gloria (E&G) que impulsa el INDES, el cual brinda respaldo económico para que pueda, entre otras cosas, asistir diariamente a los entrenamientos en la Ciudad Deportiva Inclusiva, en Ayutuxtepeque. 

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El paratleta tiene la posibilidad de movilizarse por diversos medios. En algunas ocasiones utiliza una silla de ruedas, en otras se ayuda de una andadera y en momentos específicos, camina sin ningún tipo de apoyo, gracias a las terapias y a la práctica deportiva.

Sayes asegura que cada etapa de su vida ha sido un reto que ha superado con esfuerzo, constancia y con la paciencia que sus padres han tenido durante su rehabilitación. El paratleta considera que verlo mejorar en su desarrollo personal ha sido un éxito compartido.

“Mi discapacidad es secuela de la parálisis cerebral y es secuela porque estuve y estoy en rehabilitación; de no haberlo hecho, estuviera en peores condiciones, y eso ya es una bendición.  Comencé mi proceso desde muy pequeño, a meses de nacido, y mis padres estuvieron al pie del cañón, llevándome a hospitales públicos y privados para no dejar a medias mi recuperación”, explica Sayes. 

La etapa escolar fue otro desafío para Mario, que le permitió a él y a su familia dejar un legado que se mantiene hasta la fecha en el Colegio Montesoriano, institución que le abrió las puertas para comenzar su formación académica. 

“Todas las etapas en mi vida han sido un reto, cuando tocaba comenzar a estudiar, a mis padres les costó encontrar un centro escolar adecuado para mí, ya que las condiciones de las escuelas y colegios no estaban adaptadas para personas que se movilizan en silla de ruedas, hasta que llegamos al Colegio Montesoriano, en donde estudié desde preparatoria hasta bachillerato”, explicó Mario, quien confirmó que tuvo que pasar el mismo proceso para ingresar a la universidad. 

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Sayes espera finalizar sus estudios universitarios con éxito dentro de dos años, una oportunidad que se volverá realidad gracias al apoyo económico brindado por el Programa E&G del INDES.

Como parte de su formación académica, el paratleta ha tenido la oportunidad de aprobar cursos de edición de video y del idioma inglés, éste último le ha permitido desempeñarse como traductor de su delegación cuando ha tenido que viajar al extranjero para competir.

De acuerdo a Sayes, unos de los pilares en su progreso han sido su hermana Fátima Sofía, de 15 años, y su amiga Laura Argueta, a quienes Mario considera sus compañeras más leales e incondicionales, de quienes ha recibido apoyo en todo momento.

La práctica de la boccia se sumó por casualidad a las etapas de aprendizaje y evolución de Sayes en 2016. El paratleta relata que, por situaciones del destino, en un paseo por un centro comercial, conoció a Héctor Vega, actual presidente del Comité Paralímpico de El Salvador (Copesa), quien lo invitó a participar en un campamento deportivo. 

“La boccia fue el primer encuentro que tuve con el deporte. El día que conocí a Héctor (Vega) me ofreció participar de un campamento en la Villa Centroamericana, para él yo tenía capacidades para practicar baloncesto o natación, y su sorpresa fue grande cuando vio que me incliné por boccia”, recuerda Sayes.

Según el paratleta, el gusto por el boccia nació de dos motivos importantes: el primero, porque exigía poco esfuerzo físico; y el segundo, por ser un deporte de mucha exigencia mental. “No es un deporte de exigencia física, es más mental, y a mí siempre me ha gustado tener que exigirme en eso. Este deporte apenas comenzaba en el país y me gustó la idea de ser de los primeros en practicarlo acá. A mí madre no le gustó mucho, pero nunca dejó de apoyarme, al principio quien me llevaba a los entrenos fue mi padre, después cambiaron los papeles, pero jamás me han dejado de apoyar”, reiteró Sayes.

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Los primeros resultados nacionales e internacionales obtenidos por Sayes llegaron apenas un año después de haber comenzado a practicar boccia.

“Todo pasó muy rápido. Un año después de comenzar a jugar logré mi primer lugar en un (evento) estudiantil. Un mes después, le informaron a mi mamá que tenía que competir en un torneo internacional, fue algo inesperado para mí y ella, tenía que viajar solo a los Juegos Parajuveniles Sao Paulo 2017, en Brasil, en donde quedé en noveno lugar. Fue una experiencia única, que me enseñó a valerme por mí mismo”, aseguró Sayes.

Poco a poco, la práctica de boccia transformó de manera positiva la vida de Sayes, ahora es un medio que le motiva a seguir luchando por continuar con su rehabilitación y cosechando triunfos a nivel deportivo.

“Para mí, jugar boccia es el medio por el que puedo demostrarme que soy capaz de hacer lo que sea cuando doy todo mi esfuerzo y empeño. Creo que los límites solo los pone la mente. Asimismo, creo que me da la oportunidad de aplicar estas experiencias adquiridas en otras áreas de mi vida, llámese estudio o trabajo”, declaró el destacado paratleta.