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El trasplante de riñón de un cerdo miniatura genéticamente modificado mantuvo a un mono vivo por más de dos años. El mono fue uno de los sujetos con el tiempo de supervivencia más larga para un trasplante de órganos entre especies.
La hazaña acerca a los médicos un paso más a su objetivo de rescindir la escasez de órganos humanos para salvar vidas, mediante el uso de órganos animales. Wenning Qin, biólogo en la firma biotecnológica eGenis en Cambridge, Massachusetts, y autor principal del estudio, comentó que estos resultados son la prueba de principio en primates no humanos para decir que los órganos diseñados genéticamente son seguros y sustenta la vida.
Publicado en Nature el 11 de octubre, el estudio describe una serie de ediciones del genoma que evitan al sistema inmunológico del receptor atacar los nuevos órganos. Además, explica cómo se neutralizan virus antiguos que amenazan los órganos del donante, pasos cruciales para aprovechar los órganos porcinos para uso humano.
Investigadores declararon que este estudio dará más información a los reguladores, como la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA). La FDA está considerando aprobar los primeros ensayos en humanos de trasplantes de órganos no humanos.
Cerdos, la clave en la demanda de trasplantes de órganos
En los últimos años, investigadores realizaron trasplantes de corazón de cerdo en dos personas vivas. Se ha demostrado que el corazón y los riñones de cerdo pueden funcionar en personas que han sido declaradas legalmente muertas.
Considerando la escasez de donantes de órganos adecuados, esta investigación es crucial. Solamente en Estados Unidos, más de 100 mil personas están esperando un trasplante órgano. Alrededor de 17 de ellas mueren cada día, según datos del gobierno estadounidense.
Los investigadores se han enfocado en usar cerdos porque sus órganos tienen un tamaño y anatomía comparable con la de los humanos. El sistema inmunológico de los humanos y otros primates reacción a tres moléculas en la superficie de las células de cerdo, provocando el rechazo de los órganos. Los investigadores empezaron a usar la tecnología de genoma editado CRISPR-Cas9 para desactivar los genes que codifican los enzimas que producen dichas moléculas.
Qin y sus colegas editaron un total de 69 genes, siendo la edición más extensiva hecha en cerdos para un trasplante entre especies. Tres ediciones apuntaron a las moléculas relacionadas con el rechazo y en 59 el objetivo eran los genomas retrovirus. Las últimas siete ediciones fueron adiciones de genes humanos para mantener sano el órgano.
Según los resultados, ninguno de los monos que recibieron riñones sin los siete genes humanos sobrevivieron más de 50 días. Por su parte, nueve de 15 monos que recibieron riñones con genes humanos sí lo hicieron; cinco de ellos vivieron más de un año y uno vivió más de dos.