Por Eduardo Barrientos,
Gerente General de WTW El Salvador
En el contexto del Día Mundial de la Salud Mental, celebrado el 10 de octubre, es importante detenernos a reflexionar sobre el impacto que el entorno laboral tiene en el bienestar emocional de los empleados. Las organizaciones desempeñan un rol esencial al crear ambientes que favorezcan la salud integral, un factor clave tanto para el éxito empresarial como para el equilibrio personal de quienes forman parte de ellas.
El trabajo ocupa un lugar fundamental en la vida de las personas. Además de ser una fuente de sustento, representa un espacio para el crecimiento personal y social. No obstante, cuando el ambiente laboral no propicia un equilibrio saludable, los efectos en la salud emocional de los colaboradores pueden ser negativos.
Los resultados de la reciente Encuesta de Diagnóstico de Bienestar Laboral 2024 de WTW evidencian esta realidad: el 47% de los empleados reporta enfrentar dificultades en al menos dos de las cuatro dimensiones del bienestar (emocional, financiero, social y físico), siendo las dos primeras las que más impacto señalaron los trabajadores.
Estos datos resaltan una verdad alarmante: el bienestar emocional debe ser una prioridad. Problemas como el estrés, la ansiedad y las preocupaciones financieras continúan afectando negativamente tanto el rendimiento laboral como la calidad de vida de los empleados. Esto nos recuerda que el bienestar es una estructura interconectada, donde un desbalance en una dimensión afecta inevitablemente a las otras.
El agotamiento físico y las enfermedades vinculadas al estrés pueden tener un impacto profundo en la salud mental. De igual manera, la inseguridad financiera, una de las principales causas de preocupación, provoca altos niveles de angustia emocional, lo que afecta la productividad y eleva el estrés. En el ámbito social, la carencia de apoyo o el aislamiento agravan problemas emocionales como la ansiedad y la depresión.
Por esta razón, es crucial que las empresas consideren el bienestar emocional de sus colaboradores como una responsabilidad esencial. Apostar por la salud integral no solo mejora la retención de talento y potencia la productividad, sino que también refuerza el compromiso y la lealtad hacia la organización. Esto se refleja en mejores resultados financieros y en una cultura organizacional más sólida y enfocada.
Ahora bien, ¿qué acciones concretas pueden tomar las empresas para fomentar este bienestar?
- Realizar diagnósticos internos que identifiquen las principales necesidades de los empleados.
- Desarrollar e implementar programas de bienestar integral que incluyan las cuatro dimensiones: emocional, física, social y financiera.
- Capacitar a los líderes para que puedan apoyar el bienestar de sus equipos de forma efectiva. Un liderazgo informado y empático puede marcar la diferencia en la calidad del entorno laboral.
- Fomentar una cultura de comunicación abierta, donde tanto líderes como empleados puedan dialogar sobre el bienestar y sus necesidades. Es esencial que estos programas no solo existan, sino que sean accesibles y visibles para todos.
La salud mental no es solo una cuestión de moda o un extra opcional, sino una inversión estratégica en el motor de la empresa: su gente. Al cuidar de nuestros colaboradores, fortalecemos a las organizaciones desde su núcleo.
En el Día Mundial de la Salud Mental, hago un llamado a los empleadores a reconsiderar sus entornos laborales. Crear espacios que promuevan el bienestar integral es una responsabilidad empresarial y una decisión estratégica que conduce al éxito sostenido.