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Un extenso estudio de cinco años, liderado por investigadores del Hospital Houston Methodist y publicado en el Journal of Clinical Oncology, confirmó que las pacientes con cáncer cervical en etapa temprana sometidas a una histerectomía radical abierta presentan mejores tasas de supervivencia general y libre de enfermedad que aquellas que optan por procedimientos mínimamente invasivos.
El estudio proporciona un seguimiento detallado de las participantes del emblemático ensayo LACC (Enfoques Laparoscópicos para el Cáncer Cervical), publicado inicialmente en el New England Journal of Medicine en 2018. Tras cuatro años y medio de observación, los resultados muestran que las pacientes sometidas a cirugía abierta alcanzaron una supervivencia general del 96.2%, en comparación con el 90.6 % de las pacientes tratadas con técnicas mínimamente invasivas. De manera similar, la supervivencia libre de enfermedad fue del 96% en el grupo de cirugía abierta, frente al 85% en el grupo de cirugía mínimamente invasiva.
De las 631 pacientes que participaron en el ensayo, 319 fueron tratadas mediante procedimientos asistidos por laparoscopia o robot, mientras que 312 recibieron cirugía abierta. Las pacientes sometidas a cirugía mínimamente invasiva presentaron cuatro veces más probabilidades de recaída y tres veces más probabilidades de morir en comparación con aquellas que optaron por el enfoque quirúrgico tradicional.
Según el Dr. Pedro T. Ramírez, presidente del departamento de obstetricia y ginecología del Hospital Houston Methodist y autor principal de la investigación, los procedimientos mínimamente invasivos suelen ser muy efectivos para reducir complicaciones quirúrgicas y acelerar la recuperación. Sin embargo, en el caso del cáncer cervical, es fundamental asegurar que la nueva técnica sea al menos tan efectiva a largo plazo como la que reemplaza. “En el caso del cáncer cervical en etapa temprana, los resultados claramente no son tan buenos con la cirugía mínimamente invasiva”, comentó el doctor a NotiPress.
Las estadísticas indican que el cáncer cervical es el cuarto tipo de cáncer más común entre mujeres a nivel mundial, con una mayor prevalencia en aquellas de entre 35 y 44 años. En Estados Unidos, se diagnostican aproximadamente 11,500 nuevos casos al año y se registran cerca de 4,000 muertes anuales por esta causa, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Aunque las razones precisas detrás del peor desempeño de las técnicas mínimamente invasivas no están completamente claras, los investigadores plantearon diversas hipótesis. Según el Dr. Ramírez, el problema podría estar relacionado con factores como el uso de gas para expandir el abdomen durante la cirugía, el empleo de manipuladores uterinos que exponen más el tumor o la extracción del cuello uterino a través de la cavidad vaginal, lo cual podría facilitar la diseminación del tumor y el desarrollo de metástasis.
“Desafortunadamente, todavía estoy viendo pacientes cinco años después de que se cambiaron las recomendaciones que fueron informados de que la cirugía mínimamente invasiva era la mejor opción, y ahora algo que era curable les ha hecho metástasis y todo lo que podemos hacer es intentar extender su supervivencia”, comentó el especialista.
Por ahora, los especialistas recomiendan que las histerectomías radicales mínimamente invasivas se realicen solo dentro del marco de ensayos clínicos estrictamente supervisados. Ramírez subrayó la necesidad de difundir estos hallazgos entre la comunidad médica, ya que aún hay profesionales que prefieren el enfoque tradicional.