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El término “salud intestinal” ganó protagonismo en medios de salud y bienestar, generando un creciente interés en productos como probióticos, prebióticos y análisis del microbioma. Sin embargo, aún persisten dudas sobre qué significa realmente tener un intestino sano y cómo identificar cuando algo no está bien.
De acuerdo con la gastroenteróloga Rachel Schiesser del Hospital Houston Methodist, la salud intestinal implica mucho más que un estómago sin molestias. “La salud intestinal es un término amplio”, explicó. “Sin embargo, hoy en día, generalmente se refiere al buen cuidado del sistema digestivo para optimizar la salud y reducir el riesgo de enfermedades”.
Es importante repasar información básica, el intestino forma parte del sistema gastrointestinal, compuesto por el esófago, estómago e intestinos. En su interior habitan billones de bacterias beneficiosas que participan en la digestión, metabolismo, producción de vitaminas y protección inmunológica. “Cuando nuestro microbioma intestinal está en óptimas condiciones, nos mantiene sanos”, indicó Schiesser.
Por el contrario, un desequilibrio en ese ecosistema puede generar síntomas persistentes como hinchazón, gases, estreñimiento, diarrea, acidez y dolor abdominal. “Todos estos son signos de un microbioma intestinal enfermo y, por lo tanto, de un intestino enfermo”, señaló la especialista.
Los efectos del desequilibrio intestinal no se limitan al sistema digestivo. La mala salud del microbioma también se vincula con enfermedades inflamatorias, metabólicas y neurológicas.
Respecto al uso de suplementos, la doctora Schiesser remarcó que su efectividad no es universal. “Hace unos años, la Asociación Americana de Gastroenterología desaconsejó la recomendación generalizada de probióticos”, afirmó.
No obstante, en personas con afecciones como el síndrome del intestino irritable, ciertos suplementos podrían ser útiles. “Lo que le recomiendo a quien esté considerando un probiótico es que compre un solo frasco, solo uno, y vea cómo funciona”, comentó. “Si al terminar el frasco no nota ninguna diferencia en sus síntomas, no compre otro”.
Además, sugirió priorizar una alimentación equilibrada por encima de los suplementos. “Intento animar a las personas a cuidar su salud intestinal con una dieta saludable en lugar de depender de suplementos costosos”, expresó.
La alimentación es clave: los alimentos ricos en fibra como frutas, verduras y granos integrales nutren las bacterias beneficiosas, mientras que los fermentados como yogur y kéfir aportan probióticos naturales.
También advirtió sobre el alto consumo de alimentos ultraprocesados. “Sabemos que consumir grandes cantidades puede alterar el equilibrio, fomentando la proliferación de más microbios dañinos que beneficiosos”, indicó.
Adicionalmente, el ejercicio físico es otro componente importante. “Las investigaciones han demostrado que incluso la actividad aeróbica ligera disminuye los marcadores de inflamación intestinal”, explicó. Además de mejorar la motilidad intestinal, contribuye al equilibrio del microbioma.
Finalmente, Schiesser sugirió comenzar con medidas sencillas como incorporar más fibra, reducir el alcohol y moverse con regularidad. “Si a pesar de estos hábitos saludables sigue experimentando problemas digestivos, consulte con su médico”, recomendó.